Ayer veíamos el aspecto más inquietante de Ivar Arosenius (1878-1909), pintor e ilustrador sueco cuya obra pretendo reivindicar.
Pero Arosenius también tenía un lado alegre, amable, y podríamos llegar a decir incluso candoroso. Realmente, parecía otro cuando dirigía su mirada al mundo infantil, en el que empeñó gran parte de su energía creativa.
La selección de obras que muestro a continuación pertenece a la colección digital del Museo Nacional de Suecia, donde están expuestos los originales del artista.












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