En pleno Renacimiento, en la Italia del siglo XVI, aparecieron en escena unos objetos extraordinarios de los que aún no tenemos la seguridad de cómo eran utilizados, pero que conocemos como “cuchillos musicales”.
Reivindicación de la figura de Ernie Barnes, un deportista que con el tiempo se convirtió en un encumbrado artista norteamericano, especializado en la cultura popular negra. Es otro caso del divorcio entre la crítica especializada y el público.